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MILO LOCKETT
Un artista plástico al servicio de la imaginación infantil
En el norte del país, trabaja con chicos de bajos recursos para que tomen contacto con el arte y puedan soñar.
En la blanca galería de la calle Costa Rica, en Palermo, se exponen en forma permanente las obras de Milo Lockett. De sus impecables paredes cuelgan, vistosos y coloridos, los cuadros de este solidario y prestigioso artista plástico chaqueño. Solidario, porque participa de numerosas actividades benéficas. Desarrolla Estampando geografía , una serie de talleres que se realizan en pequeñas ciudades del Norte que buscan que los chicos puedan valorar sus obras y el entorno. Y La Gira Interminable , que consiste en la confección de murales en jardines de infantes hechos por chicos con síndrome de Down. También se anima a adelantar el próximo: construir una Casa Garrahan en Resistencia, Chaco. Prestigioso, porque expuso sus obras en Buenos Aires, en el interior y en numerosos países europeos. Por ganar el Premio Revelación en el ArteBA 2006, por el abultado volumen de ventas y por la llegada a la gente, que es lo que más valora. Tiene 41 años y abandonó la industria textil con la crisis de 2001 para dedicarse al arte. Se define como un autodidacta, mientras se arremanga la camisa blanca y fuma un cigarrillo mientras se dispone a empezar la entrevista. -¿Cómo fue que pasaste del rubro textil al arte plástico? -A partir de la crisis de 2000 tomé la decisión de dejar el comercio y dedicarme a la pintura de lleno. Antes pintaba sólo en el tiempo libre. -¿Nunca te formaste en una escuela de pintura? -Cuando era chico hice todos los talleres libres de la Escuela de Bellas Artes de la escuela primaria. Pero empecé a tomar la idea del dibujo y la pintura de más grande. Cuando hice este cambio, participé de la Beca Antorchas y estudié con algunos artistas en diferentes talleres. Pero como autodidacta, una de las cosas que me parecen interesantes es que nunca tuve prejuicios, y que no tengo estructura, lo que me permitió ser un poco más libre en la manifestación de mi obra. -¿Cómo influye el haber ganado el Premio Revelación de ArteBA 2006 en este crecimiento tan veloz? -El hecho de haber participado en algunos ArteBA, con mucha exposición mediática, con un público numeroso, te convierte en un artista que vende y la obra se empieza a difundir. Pero también tiene que ver con un proceso de floración, con haber viajado por la Argentina y haber mostrado en muchos lugares. La difusión me parece que es fundamental para que la gente conozca la obra. -¿Y tu lado más social? -Con la crisis de 2000 empecé a pensar que uno, a través de lo que hace, también puede ayudar. Me parece muy interesante ser un artista que propone una solución ante la circunstancia social que tiene una comunidad. Así se puede ayudar desde el arte. El hecho de haber trabajado en la periferia, en provincias donde hay menores recursos que en otras, lo inclina a uno a trabajar con personas que muchas veces no tuvieron la posibilidad de acercarse a la pintura, el teatro o el cine. Yo siempre hablo de los "baños de realidad", cuando uno se encuentra con eso que al otro le pasa, tan cerca. Me parece muy interesante acortar las distancias. Creo que las personas que todavía tenemos la capacidad de darnos cuenta de que estamos bien podemos ayudar desde un lugar bueno..., no poniéndole parches a la sociedad, sino tratando de demostrar que hay otro camino y que se puede, desde un lugar más ético y solidario. -¿Cuáles son las ventajas y desventajas de ayudar desde el arte plástico? -A mí, como pintor, me parece interesante poder cambiar la realidad de las personas por unas horas o por unos días, no con la promesa de para siempre . Uno hace un taller para que se inicie un camino, no para solucionar nada. Algo que estuvo mal durante tantos años uno no lo va a cambiar pintando un mural, pero es un inicio, es arrancar un camino. Y es enunciar que pueden pasar otras cosas, que no está todo mal. Si todos pudiéramos hacernos cargo de una parte de la pobreza del mundo, la pobreza desaparecería. Lo que pasa es que el mundo se fue volviendo un poco caníbal y una parte del planeta se quiere comer la otra. Me parece que lo que hace falta es acción más que discurso. -¿Cuáles son las actividades solidarias que realizás? -En el Chaco, trabajamos en un programa que se llama Estampando geografía . Recorremos diversas ciudades de provincias como Chaco, Corrientes y Formosa y tratamos de acercar a las personas el poco conocimiento que uno tiene sobre el arte, y que para ellos puede ser una puerta, y abrís un mundo. Trabajar con un chico y demostrarle que lo que hace tiene valor y que existe otra Argentina. Con los chicos, nos concentramos en el dibujo y el grabado, con técnicas de xilografía y lápiz, tratando de rescatar el dibujo y de que ellos puedan mostrar su geografía sin modificar nada. Es muy interesante que puedan tomar valor de eso que tienen al alcance de la mano. Tratar de que se salgan de su realidad por un momento y que puedan darse cuenta del valor de eso que ellos hicieron con sus manos. También tenemos un proyecto que se llama Gira Interminable , donde trabajamos con la escuela especial Los Girasoles, para chicos con síndrome de Down. Tienen una murga y con esa murga hacemos intervenciones en los jardines de infantes, pintando murales. Es un trabajo sostenido en el lenguaje corporal, del amor y el arte. -¿Y con las comunidades aborígenes? -Hemos recorrido muchas escuelas con Estampando geografía . Yo no hablaría tanto de comunidades sino de personas, de personas que no tienen acceso al mundo del arte y de las cuales uno termina aprendiendo muchísimo. Eso también es algo que tenemos que incorporar: que no todo es llevar, sino también traer. Uno aprende mucho más de lo que lleva. Cuando uno pinta, dibuja, baila o hace teatro, puede alcanzar ese lugar increíble del compartir. No hay una cosa más intelectual detrás de todo esto; simplemente la acción y tratar de cambiar la realidad de las personas, aunque sea tan sólo por una mañana. Y vamos volviendo a los lugares que visitamos, y eso también es interesante: no todos los viajes ni todas las realidades son iguales; todo el tiempo se modifican cosas o pasan cosas. -Para terminar, ¿algún proyecto solidario a futuro? -Bueno, seguimos con estos proyectos y estamos empezando a armar uno para construir la Casa Garrahan en el Chaco, en Resistencia. Nos encargamos de conseguir los fondos y de construirla, con el apoyo de toda la gente. Es un proyecto muy interesante y que va a ayudar mucho a las provincias del Norte. Por Marcos Felsenstein De la Fundación LA NACION

Lunes, 20 de diciembre de 2010

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