PERVIVE EN CADA PRIMAVERA Recuerdan hoy a los músicos fallecidos en Bella Vista Hace 21 años ocurrió el trágico accidente en Bella Vista. Los datos son conocidos: una falla en los frenos del colectivo que se desbarranca y se pierde en las aguas del Paraná. Las sombras de la noche cobraron 6 vidas y con la luz del amanecer, se encendió el recuerdo de un pueblo que cada año, regresa a expresar su homenaje. Ramón “Zitto” Segovia, Johnny Bher, Carlos “Chango” Paniagua, Daniel “Yacaré” Aguirre, los hermanos Miguel Angel “Michel” y Joaquín “Gringo” Sheridan, murieron hace 21 años en Bella Vista, Corrientes. Habían llegado a la ciudad para actuar en el Club Juventud y por designios del destino, el programa de la tarde, luego de la prueba de sonido, incluyó la visita a una emisora radial.
La entrevista que se prolonga, las luces de la tarde que se apagan y la noche cerrada que misteriosamente guía al chofer del micro que los trasladaba, hacia una peligrosa pendiente que desemboca en el río, son detalles repetidos hasta el cansancio, como si enumerándolos, uno pudiera torcer el rumbo del pasado y subirlos nuevamente a un escenario. Como antes, para siempre.
En Bella Vista se los recordará hoy con un homenaje que organiza la Dirección de Cultura de la Municipalidad. En Resistencia (Chaco), hicieron lo propio con todos pero fundamentalmente con “Zitto”, reinaugurando además anoche el escenario del Domo del Centenario, que lleva su nombre. Desde hoy y hasta el viernes, en la Peña “Zitto Segovia”, Güemes 153, desde las 22 se sumarán los amigos para cantar, con acceso libre y gratuito.
Un tajo al corazón significó aquel 8 de septiembre de 1989 para ambas provincias que, separadas por un río, unieron su congoja por los músicos desaparecidos. Seis murieron, cinco escaparon de la trampa: Carlos Miño, Ricardo Scófano, Ricardo “Tito” Gómez, “Cacho” Espíndola y el bailarín César “Cuchi” González. Un año después y tal señala “Tito” Gómez en su libro “De las musas de mi vida”, el joven peregrina a Itatí con su madre y novia. Lleva como ofrenda, la única zapatilla con la que escapó de la desgracia, pero un rayo fulmina sus sueños y la muerte lo alcanza en el camino.
Historias que se van entrelazando, como los versos de una poesía infinita, así las voces se escuchan y los escenarios de alguna manera, mantienen los nombres vigentes.
“Los recordamos cantando”
El “Bocha” Sheridan forma parte del grupo “Integración” junto con Ricardo Scófano y Cacho Espíndola. Tanto Ricardo como Cacho, iban en el colectivo el día del accidente, vieron la muerte de cerca y escaparon de esa trampa con desesperación. “Bocha” perdió ese día dos hermanos, Miguel Ángel “Michel” y Joaquín “Gringo”. Tres días antes había fallecido su padre y el 8, día de la tragedia, su madre cumplía 87 años.
Así recuerda lo sucedido:
“Yo estaba en Asunción del Paraguay trabajando, la mano se puso dura en Corrientes y tuve que viajar forzosamente. No pude llegar para el entierro de mi padre, pero quise enmendar mi falta con un beso a mamá en su cumpleaños. Cuando llegué, hacía instantes que habían traído la noticia. No entendía nada, hablaban del río, fue terrible, uno ni se imagina lo que es el dolor hasta que no pasa por semejante tragedia.
Los cuerpos de mis hermanos no aparecieron inmediatamente. A Michel lo encontraron a los diez días. Al Gringo nunca. El y su bandoneón están desaparecidos, con la angustia que significa esa incógnita. Eran muy jóvenes, tenían infinidad de proyectos. Michel cumplía 34 años y Gringo 27”, agrega.
Con el grupo “Integración”, el dolor se maquilló cantando y cada actuación lleva intrínseco un homenaje. Por los que no están, por los que quedaron. “La vida es ese día para el recuerdo”, dice.
Hoy “Bocha” estará junto a su madre, Eva Ramona Vallejos y sus cuatro hermanos (eran siete varones), en Paraje San Salvador. Después, viajará a Bella Vista.
“Mi papá Zitto Segovia”
Andrés Ramón “Zitto” Segovia tenía 35 años cuando ocurrió el accidente. Era uno de los músicos más respetados en el Chaco, su provincia natal. Al igual que sus compañeros, integraba la gira por el interior de Corrientes y confiaba en un sueño mayor que a todos entusiasmaba: actuar en Niza (Francia), luego en España; quizás radicarse en Europa.
Casado con Mónica Beatriz Centurión, eran padres de tres hijos varones, Lucas, Alejandro y Camilo. Era tan compinche de los chicos, que no acostumbraban llamarlo papá, simplemente “Zitto” o “Chelo”.
Su hijo Lucas es el único que continuó con la vena musiquera de los Segovia y canta, toca la guitarra, el bajo, la batería y además, compone. Recuerda para El Litoral que: “Con mis hermanos no teníamos conciencia de lo que era Zitto para el pueblo chaqueño, entendíamos su trabajo sin interpretar el potencial artístico conque contaba nuestra familia. Sin embargo el tenía un compromiso con la sociedad que era inmensamente grande y eso se tradujo en el velorio y entierro. Muchísima gente fue a despedirlo y cuando digo mucha, quiero decir de Chaco pero también de Corrientes. Zitto y los Sheridan, lograron con su música, cruzar la frontera, romper con la postura localista y como sucede siempre, aprendimos a valorarlos y a valorarnos a partir de la desgracia, es el error humano que vamos a tener siempre”, apunta.
Lucas tiene 33 años, Alejandro 34 y Camilo 35. Anoche cumplieron con la ceremonia oficial de honrar la memoria de su padre junto a quienes aprendieron a aplaudir al autor de “El Cristo de los villeros” y “Lucía de arena”, dos de los tantos temas íconos en las composiciones de Segovia.
Desde esta noche, la fiesta convoca a los amigos en la peña de Güemes 153 y aunque la entrada es libre piden se colabore con azúcar, leche y yerba para destinar a la Escuela Nº 404, que lleva el nombre de Zitto, ese papá tan amigo que les dejó su voz como herencia.
DIARIO EL LITORAL
Miércoles, 8 de septiembre de 2010
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