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CAÑA CON RUDA
Una apuesta a la memoria del Gordo Colombo
Las damajuanas ya están listas; los grupos chamameceros amigos, confirmados. Y está, sobre todo, el recuerdo a flor de piel de uno de los vecinos más queridos de la ciudad. Puede llegar nomás agosto.
El próximo 1 de agosto podría ser el más frío de las últimas décadas en la ciudad de Corrientes. Nada tiene que ver esto con el clima y la temperatura, sino que, sencillamente, ya no va a estar el Gordo Carlos Miguel Colombo para invitar a los tradicionales tres traguitos de caña con ruda. Pasaron ya tres meses de su partida a causa del daño que le provocó un cáncer que sufrió durante años, pero que nunca le impidió cumplir con la costumbre de recibir a agosto tomando el brebaje popular contra los males. Sus familiares y amigos están dispuestos a continuar con su costumbre y apuestan a la memoria del Gordo. Como prometieron aquel día que dejó de existir físicamente, mantendrán la tradición que Carlos Miguel mantuvo desde el año 1969. La República visitó su local de quinielas de la calle San Juan y allí encontró las damajuanas de caña con la ruda macerándose hace ya varias semanas, habló con la gente que hoy mantiene el negocio y la tradición, y corroboró que el lugar sigue siendo una parada obligada de los vecinos y trabajadores del centro de la ciudad. “¿Hacemos?” Una mujer entra a la quiniela apurada y no pide ningún cartón de lotería, ni siquiera controla los números ganadores del día anterior. Apenas se acerca al mostrador, saluda con un beso al hombre de anteojos que fuma detrás, y pregunta: “¿Hacemos?”. “Por supuesto”, le contestan del otro lado, escueta, pero cordialmente. Para cientos de capitalinos no hace falta más que eso para confirmar que el 1 de agosto se ofrecerá allí, en la calle San Juan, a metros de la esquina con Pellegrini, en el local de quinielas del Gordo, caña con ruda y chamamé. Postales como ésas se repitieron una y otra vez ayer por la mañana mientras Guillermo dialogaba con La República. El hombre es primo del Gordo y uno de los que hoy siguen trabajando en la tradicional agencia de quinielas. Carlos Miguel (hijo) se hizo cargo, y Guillermo y dos viejos colaboradores también trabajan. Uno de ellos, Osvaldo, tiene ahora una de las funciones más importantes del lugar. El 1 de julio preparó las damajuanas de caña con ruda, con un poco de whisky y otros toques especiales. “Tiene que macerar un mes para que tome el gusto a ruda”, explicó Guillermo, mientras Osvaldo anotaba 2 pesos “a la cabeza” del sorteo de la Quiniela Nacional. Sólo una ausencia física En la agencia todo es una costumbre. Hablar poco y estar de buen humor, fumar un cigarrillo, tomar mate y jugar a un numerito, recibir a agosto prevenido gracias los poderes de la caña con ruda, y muchas otras cosas. La muerte del Gordo no evita que su presencia sea una constante. Los cuadros que él colgó para tener siempre presente a su familia siguen adornando la pared. Los discos, de chamamé en su gran mayoría, revisten otro de los muros y parece que sonaran. Por ello Guillermo insiste en que “nada cambió”, y que lo único que falta es la “presencia física” del quinielero y amigo de tantos y tantos vecinos. De hecho, en menos de una semana, quienes vayan a recibir a agosto a su agencia podrán aprender a preparar el brebaje guiados por el propio Gordo, gracias a una filmación que un historiador, vecino y amigo posee y acercará para proyectar en una pantalla gigante y compartirla. Será seguramente cuando alguno de los chamameceros ya esté tocando. Quizá Gicela Méndez Ribeiro o Los Criollos de Corrientes, o don Chamorro u otro músico invitado. Está claro, se puede venir nomás agosto. Porque solamente habrá una ausencia física.

Martes, 27 de julio de 2010

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